Hace mucho tiempo que tenía este post en la cabeza, pero entre unas cosa y otras nunca encontraba el momento de sentarme a escribir, y eso que para mi escribir es uno de los grandes placeres de la vida.

La idea empezó a anidar en mi cabeza cuando mi hermana me preguntó por una clienta a la que hacía mucho tiempo que no veía. Yo le respondí que tal vez fuese porque la última vez que vino me dio la impresión de que se iba un poco molesta conmigo.

Siempre procuro que todas las personas que entran en la tienda se vayan contentas, hayan o no encontrado lo que buscan, pero no a cualquier precio.

Me explico, en este caso la clienta me dijo que quería un sujetador que le quedase “tan bien “ como el que traía puesto, y entró al probador para enseñármelo, cuando lo vi me quedé impresionada, porque si bien es cierto que hay muchísima gente que no lleva la talla adecuada, en este caso estamos hablando de un sujetador que era por lo menos 3 tallas menos de la que esta clienta necesitaba, y claro lo que ella llamaba efecto reductor , era simplemente llevar el pecho tan aplastado que sobresalía por todas partes. Pero al llevar una camisa floja, una vez vestida no se apreciaba.

Llevo muchos años trabajando con sujetadores y tal vez por eso he desarrollado un instinto que me lleva a intentar que todo el mundo se vaya de la tienda con la talla adecuada, sin mencionar los perjuicios que puede tener para el pecho llevar una talla tan pequeña.

Así que de la forma más diplomática posible le dije que tal vez el que traía era un poco pequeño y le di sujetadores de su talla, que a mi modo de ver le quedaban perfectos, pero que pese a ser reductores no le aplastaban el pecho como el que traía.

Una vez se fue de la tienda, un poco molesta con mi sinceridad, me quedé pensando en lo adecuado de mi actuación, pues tranquilamente podía haberle dado un sujetador de la talla que ella me pedía, y cuando me preguntase si le quedaba bien asentir con una sonrisa en los labios. Porque por un lado no están los tiempos para perder ventas, pero por otro mi madre, que fue la que creó esta tienda y  de la que nosotras aprendimos todo (la ética también) nunca se permitió mentir a nadie para asegurarse una venta.

Al contrario recuerdo el caso de una chica a la que le encantaba un bikini y mi madre se negó a vendérselo porque le quedaba pequeño, decía que no si a ella no le gustaría que nadie le vendiera a sus hijas un prenda que a todas luces les quedaba pequeña o no les sentaba bien, como iba ella a hacerlo con las hijas de los demás, lo que también se trasladaba a toda persona que entrase por la tienda.

Así que con esta mentalidad crecimos nosotras y así tratamos de seguir con la filosofía que nuestra madre siempre empleó a la hora de llevar este negocio.

Y vuelvo a repetir que en los tiempos que corren no se pueden ir desperdiciando ventas, pero tenemos por bandera, la mejor atención y el asesoramiento personalizado a cada clienta y creemos que ese es el motivo de que la gente vuelva.

Aprovecho para volver a repetir que el efecto que desees conseguir con un sujetador, bien sea para reducir, aumentar o conseguir un buen escote, nunca debe ser a costa de la talla, por eso las fotos que os dejo hoy son de la preciosa modelo Myla Dalvesio, imagen de la marca Prima Donna, en las que lleva distintos patrones de sujetador, pero siempre de la talla adecuada.